Inicio COLUMNA Opinión. Movimiento Ciudadano, perdido en el laberinto de las indefiniciones…

Opinión. Movimiento Ciudadano, perdido en el laberinto de las indefiniciones…

por Agencia Zona Roja

Adrián Ortiz Romero*

Uno de los partidos que representa de mejor forma lo que pudo haber sido y no fue, es Movimiento Ciudadano. A casi 25 años de obtener su registro como partido político, se suponía que este debería ser su momento estelar.

Es, junto con Morena, uno de los dos institutos políticos más exitosos en los tiempos de las alternancias políticas en el poder presidencial. Hoy sus siglas representan a los gobiernos de las dos entidades federativas más importantes del país después de la Ciudad de

México, y tiene robustas bancadas en las dos cámaras legislativas federales. Pero, paradójicamente, este podría ser el tiempo de su mayor descalabro al haber postulado por primera vez a un candidato presidencial, al margen de las coaliciones electorales.

En efecto, Movimiento Ciudadano nació como Convergencia por la Democracia. A principios de la década de los dos mil redujo su nombre a únicamente Convergencia. 

En 2011 modificó nuevamente su denominación para quedar como actualmente es conocido como instituto político. En dicho lapso, ganó en coalición con otras fuerzas políticas gubernaturas muy importantes como la de Tabasco, Morelos, Durango, Ciudad de México o, en uno de sus primeros éxitos, el gobierno de Oaxaca con Gabino Cué Monteagudo. 

Ya como fuerza política unitaria se hizo de los triunfos en Jalisco y Nuevo León, que hoy —no exentos de vicisitudes— constituyen sus principales baluartes.

En las anteriores sucesiones presidenciales, Convergencia y Movimiento Ciudadano no presentaron candidatos. Hicieron alianzas primero con Andrés Manuel López Obrador y luego con Ricardo Anaya Cortés. 

Se infería que, durante ese tiempo, MC estaría preparando a los cuadros políticos que encabezarían una especie de segunda generación de militantes con capacidad de conquistar el voto ciudadano. Entre sus activos se hicieron de personajes como Patricia Mercado, Enrique Alfaro, Samuel García o el mismo Luis Donaldo Colosio Riojas. Se suponía que de entre ellos saldría su primer candidato presidencial. Sorprendentemente, no fue así.

Colosio declinó la posibilidad esperando un momento de mayor madurez y menos polarización. El gobernador jalisciense Alfaro fue relegado al intentar disputarle el liderazgo al patriarca emecista Dante Delgado Rannauro. 

Samuel García, gobernador de Nuevo León, protagonizó un vergonzoso periplo al intentar convertirse en candidato presidencial en medio del desastre político que tenía en la entidad que aún gobierna. 

Al final, MC se quedó sin figuras competitivas como potenciales candidateables y terminó en los brazos del zacatecano Jorge Álvarez Máynez que, como simple personero de Delgado, pasará a la historia como el primer candidato presidencial de ese partido que consiguió la postulación únicamente por la depuración de todas las figuras competitivas reales de ese partido, pero al margen de cualquier escenario competitivo.

EPITAFIO

Un periplo sin pies ni cabeza, y sin destino, es el que vive MC en Oaxaca. Su mayor activo —y no es chiste— es el ex priista Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, sus discípulos, y su propio hijo, gracias a los “buenos oficios” de la también ex priista Ivonne Ortega. ¿Tienen posibilidad de algún triunfo? Parece improbable. 

No son más que el resultado de una doble vuelta al reciclaje encarnados en un conjunto de personajes que no tuvieron cabida ni entre los “puros” de Morena ni entre los conversos priistas que hoy ya no saben en quién creer… 

Así, perdidos en su laberinto, pareciera que lo que se creyó que sería su momento estelar podría ser el principio de su desmoronamiento como opción política para los electores.

*Abogado y periodista.

@ortizromeroc

@columnaalmargen

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