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Opinión. Hemeroteca, una institución desde la sociedad civil

por Agencia Zona Roja

Néstor Y. Sánchez Islas

La Hemeroteca Pública de Oaxaca “Néstor Sánchez H.” cumple 51 años de haber iniciado sus servicios al público en general. El trabajo previo duró casi cinco años en que se capacitó personal, se reunieron acervos y colecciones y se convenció a las autoridades de aquellos años de la importancia de una institución de este tipo, prácticamente desconocida en México por la gran masa.

La Hemeroteca de Oaxaca es producto de la sociedad civil. Esta institución fue creada debido al consenso que su creador pudo lograr entre la gente de a pie, no fue producto de ninguna iniciativa gubernamental, lo que le confiere una dimensión diferentes porque, precisamente por venir de la gente de abajo y de las infanterías del periodismo, ha logrado sobrevivir y aguantar los intentos de algunos gobernadores que quisieron convertir ese recinto en un hotel de lujo para turistas adinerados.

La institución es mucho más que un reservorio histórico. La historia del siglo XX ya no se relata únicamente a través de los empolvados archivos oficiales, sino que una parte muy importante de su historiografía está en las páginas de los medios de la prensa escrita, pacientemente encuadernados y resguardados en sus estantes.

Don Néstor Sánchez Hernández, su fundador, guardó la idea durante muchos años hasta que pudo tener los medios para echar a andar la noble iniciativa de crear una institución desde cero y gracias a la confianza que ya había ganado entre la gente de Oaxaca. La materialización del proyecto inició a finales de los años 60, la década que cambió al mundo, no por la Guerra de Vietnam, sino por la irrupción de la filosofía posmodernista que revolucionó nuestra forma de pensar.

En las páginas de los diarios y revista ahí reservados podemos observar de forma muy sencilla, sin necesidad de grados académicos, la evolución de la sociedad oaxaqueña, una estructura tradicionalista, costumbrista y bastante conservadora muy diferente al Oaxaca que vivimos hoy todos los días.

En las páginas de diarios y revistas quedó el testimonio de los cambios sociales que hemos tenido a lo largo de los años narrados con el lenguaje sencillo de sus reporteros. Se nota claramente el cambio del interés y énfasis en las estructuras sociales existentes. Del viejo protagonismo exclusivo de las clases altas y personajes encumbrados al interés actual por la gente sencilla, como los artesanos y campesinos.

La institución nos abre generosamente las páginas de diarios y revistas no solo a quienes puedan tener un interés académico sino a cualquiera que desee hacer un recorrido por la historia reciente de nuestra tierra. Por ejemplo, resulta interesantísimo leer la prensa local en los primeros días posteriores al 2 de octubre de 1968 y ver el cambio de narrativa que trató de diluir un hecho histórico que fue aquella matanza. En primer lugar, la gente de los mercados, que eran el centro de poder en ese entonces y controlados por la CNOP priísta, calificaba de agitadores y alborotadores a los jóvenes que murieron, pero lo más significativo es leer como la prensa, probablemente presionada por la poderosa Secretaría de Gobernación de Luis Echeverría, pronto dejó pasar los hechos. El silencio obligado dice mucho de aquel régimen.

El discurso estampado en esas páginas es el entramado central de la historia de Oaxaca. El uso de cierto palabras o lenguajes, la alusión a símbolos, el tipo de papel, la tipografía o hasta lo que no publican algunos medios, pero otros sí nos dicen mucho del contexto político, social y económico, datos que son indispensables para la interpretación de lo que hoy somos.

En esas salas está la crítica al poder que se ha hecho a lo largo de los años, una crítica que provocó golpizas, como la que en abril de 1967 algunos porros al servicio del gobierno estatal le propinaron a Néstor Sánchez, pero también ha provocado la muerte de muchos compañeros periodistas, la mayoría de ellos crímenes desde el poder y aún en la impunidad.

En esos tomos ahí guardados están nuestra identidad, nuestros intereses y las dinámicas de poder de, por lo menos, la segunda mitad del siglo XX y hasta la fecha. De una forma empírica, cada reportero es un investigador etnográfico que deja un valioso testimonio para los académicos de altos grados que los leerán en el futuro. Clarísimo está como la narrativa ha cambiado como el mezcal: lo más valioso siempre resulta ser lo auténtico.

La Hemeroteca requiere toda la atención y apoyo desde el gobierno para catalogarse y digitalizarse.

¡BASTA!

En apoyo al patrimonio natural, edificado, cultural y económico es necesario alzar la voz para decir a las autoridades: ¡No al cambio de uso de suelo en el “Fortín” y el “Crestón”, no a la destrucción de plazas y jardines para satisfacer caprichos de funcionarios, no al choteo de fiestas, gastronomía y tradiciones, no a la pretensión de heredar plazas ni en el magisterio ni en la burocracia estatal!

nestoryuri@yahoo.com

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