Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 2 de mayo de 2022.- México vive tiempos violentos. El crimen organizado se ensaña y crece. La ola es imparable por todos los rincones del país.
Y a la par del Covid-19, otra pandemia cubre de luto la República: los feminicidios y la desaparición de mujeres, entre otros delitos contra ellas.
México y Oaxaca tuvieron sus casos connotados, uno de los cuales terminó en tragedia y errores gubernamentales.
En Nuevo León Debanhi fue hallada muerta 13 días después, en una cisterna que supuestamente las autoridades ya habían revisado al menos cuatro veces; a casi un mes de su desaparición, que se cumple el 9 de mayo, el caso sigue siendo un misterio.
En Oaxaca, un 13 de abril desapareció Aisha. Su madre movió cielo, mar y tierra. Las autoridades igual. Tres días después, fue hallada por la Fiscalía General del Estado sana y salva en un destino de playa, pero hubo una detención, una mujer de unos 21 años de edad, supuesta pareja de la jovencita.
CAOS NACIONAL
Según datos de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), desde el primer bimestre de 2015 a la fecha el registro de los feminicidios se incrementa año tras año.
En ese lapso, “en 2015 fueron 63; en 2016 hubo 95; en 2017 se contabilizaron 120; en 2018 el registro fue de 139; en 2019 se reportaron 142; en 2020 fueron 167; en 2021 sumaron 154, y este año son 157”.
La misma tendencia se observa en el caso de feminicidios de niñas y adolescentes. En el primer bimestre de 2015 a 2017 fueron 11 feminidicios. En 2018 hubo 13; en 2019 se reportaron 20; en 2020 sumaron 25; en 2021 fueron ocho, y este año van 19. Todo según cifras oficiales, porque de acuerdo con organismos civiles, los casos se duplican y hasta triplican.
Por ejemplo, en el primer mes de este 2022 fueron asesinadas 292 mujeres, niñas y adolescentes a nivel nacional, de las cuales sólo 75 casos se investigan como feminicidio.
Aunado a otros delitos, como la violencia familiar, la violación, entre otros, las desapariciones están también al alza
De acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), con información de las fiscalías de 19 entidades, “de enero a diciembre de 2021 desaparecieron 10 mil 32 mujeres, niñas y adolescentes, de ellas 2 mil 281 continúan desaparecidas, y la mayoría son menores de edad”.
¿Y EN OAXACA?
El caso de Aisha despertó la polémica en Oaxaca y por esos días hubo al menos otra media docena de casos, lo que agilizó a las autoridades estatales, que lograron resolver, a través de la Fiscalía General, la mayoría de casos en menos de una semana.
Según la organización Consorcio, de 2016 a la fecha hay mil 697 casos de desaparecidas y este año suman 159 denuncias.
Con respecto a los feminicidios, el actual sexenio es el más violento, con 626 asesinatos violentos de mujeres; en lo que va de este año, son al menos 35 casos.
En tanto, cifras de la Fiscalía General del Estado revelan que en el mes de abril se publicaron al menos unas 30 fichas de personas desaparecidas y no localizadas, de las cuales una veintena ya habían sido halladas.
Tan solo en 2021, la Unidad de Personas Desaparecidas y No Localizadas (DNOL), dependiente de la Fiscalía General, atendió 169 casos de mujeres reportadas como no localizadas, de las cuales hallу a 164, es decir al 97.04 por ciento de casos.
Con respecto a los feminicidios, en marzo se registraron de forma oficial tres feminicidios, dos menos que en febrero —con cinco casos— y la mitad de los presentados en enero con seis casos, es decir, durante el primer trimestre del 2022 la autoridad contabilizó 14 asesinatos contra mujeres por razón de género.
¿QUÉ PASA?
Este lunes, el diario “El Universal” destacó en su primera plana el tema de desapariciones y feminicidios, que resumió así:
“¿Por qué matan a mujeres en México? Poner fin a la violencia feminicida en México requerirá mucho tiempo, ya que hay que combatir la impunidad, lograr una aplicación eficaz de la legislación existente, mejorar los protocolos y, muy importante, lograr un cambio de la cultura patriarcal, de acuerdo con sociólogos, abogadas y feministas”.
En la entidad, según datos de la Fiscalía, del 100 por ciento de las desapariciones de mujeres en Oaxaca, el 90 por ciento son ausencias voluntarias por conflictos entre familiares, lo que genera que los verdaderos casos en que se requiere atención pierdan focalización de las autoridades.
Por la experiencia que ha tenido en estos casos, a través de la unidad respectiva, los padres de familia deben poner mayor atención en las conductas de sus hijas e hijos, para evitar que esfuerzos de las autoridades se enfoquen en temas que tienen relación familiar para que se ponga de mayor atención en quien verdaderamente se requiere.
Indudablemente que la Fiscalía que encabeza Arturo Peimbert, contrario a la gris gestión de Rubén Vasconcelos, ha puesto mayor atención en los casos.
Con respecto a los feminicidios, de entrada ha aceptado iniciar todos los asesinatos como feminicidios, a lo que obliga la ley y era reclamo permanente de grupos feministas y que su antecesor desoía.
Con respecto a las desapariciones, ha habido respuesta efectiva en las denuncias, pese a que la mayor cantidad corresponde a ausencias voluntarias del hogar. Falta mucho por hacer, sí, y la institución debe fortalecer aún más la Fiscalía Especializada en Delitos por Razón de Género, al igual que la Unidad de Personas Desaparecidas.
Y LA CULPA NO ERA MÍA
¿Qué vamos a hacer? ¿Qué hará usted? ¿Cruzarnos de brazos? O empezar ya a poner fin a estas tragedias.
Lo “natural”, lo común, es culpar a las autoridades; es lo primero que se le ocurre, se nos ocurre, a todos.
Efectivamente, las autoridades tienen una importante responsabilidad, sobre todo en evitar la impunidad y abatir el rezago en las indagatorias. E impulsar más programas de prevención, responsabilidad, por ejemplo, de la que ha estado ausente la Secretaría de las Mujeres Oaxaqueñas.
Pero, finalmente, no se requieren más policías, porque ese no es el problema; se requerirían más investigadores y más ministerios públicos para resolver los casos, pero eso también sería superable.
El problema está en casa. ¿Qué enseña a sus hijos e hijas? ¿Repite los patrones machistas “porque así le enseñaron sus padres y abuelos”? Ahí está la clave: qué quiere para sus hijos e hijas; ¿les inculca valores desde el inicio? Si no las así, entonces no responsabilice a otros de sus problemas en casa.
