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Otro caso de abuso policial en Oaxaca: AEI tortura a joven y saquea casa

por Agencia Zona Roja

Floriberto Santos/AM-PM

Oaxaca de Juárez, Oax., 18 de junio de 2020.- Mientras en los separos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) lo interrogaban y torturaban, su casa era saqueada por los mismos policías que lo levantaron, denunció una víctima de tortura.

La Fiscalía General del Estado de Oaxaca tiene conocimiento del caso y se espera una exhaustiva investigación.

LA HISTORIA

Según la carpeta de investigación 17707/FEDH/FCTO/2020, entre 18:30 o 19:00 horas del pasado 2 de junio, Esteban R. R., representante de la organización Frente Oaxaqueño Popular Estudiantil Campesino, se dirigía de su casa al domicilio de una amiga.

Se desplazaba en una motocicleta Italika, cuando a la altura del puente río ¡Salado!, cerca del bar ¡La Costa!, lo intercepta otra motocicleta con un hombre y una mujer abordo.

La pareja dijo ser policía; Esteban se orilló tal como se lo pidieron pensando que sería un tema de placas, las cuales no ha conseguido o tramitado debido a la contingencia mundial.

Justo en ese momento llegan dos camionetas, una gris y una blanca, de la cual descienden varios hombres que preguntaron a la pareja si era el indicado, a lo que esta dijo que sí.

Enseguida lo despojan de sus llaves, de su mariconera donde llevaba todo el dinero de su pago de trabajo y lo treparon a la cabina de una de las camionetas.

En el interior comienzan a intimidarlo, refiriéndole que pertenecen a un grupo delictivo, a un supuesto cártel.

“¿Qué te pasó en la pierna?, ¿qué hiciste en estos días? Te andas haciendo pasar por nosotros, ya te cargo la v…, te vamos a llevar con el patrón, te vamos a llevar al rancho”, le decían, mientras insistían con preguntas sobre personas que desconocía.

Por un momento Esteban pensó las preguntas eran por temas de la Universidad o algo así, por el tema del Frente, pero no.

“Jefe usted me está confundiendo”; le respondieron: “no te hagas pendejo”, mientras tiraban sus pertenencias, “pues de todos modos ya no regresa”, decían y se reían.

En su denuncia, Esteban reconoce haberse espantado, imaginó lo peor pues no se identificaron para nada.

“Me doy cuenta personalmente quienes eran, porque llegamos a la ex Procuraduría, en La Experimental, San Antonio de la Cal, donde me bajan, me meten a un sótano del edificio, en el cual a mano derecha estaba una oficina de donde sale el jefe de ellos me imagino, un funcionario de alto mando a quienes los que me levantaron obedecían”.

Recuerda que en el pasillo de ese sótano, donde según su descripción son los separos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) y las oficinas del coordinador General de la corporación, José Alfredo Álvarez, continúan con una serie de preguntas como a qué se dedica, qué ha hecho en estos días, a dónde va por las noches.

Por una, dos, tres horas lo siguen interrogando, “yo te voy ayudar de esa broncota que tienes” le dice el funcionario delgado, moreno, de bigotes, mientras le quitan el teléfono y lo obligan a que les de la contraseña.

Durante estas tres horas de tortura sicológica, el funcionario entra y sale de su oficina para preguntar, insistir en que le dé datos sobre el paradero de una mujer, de quien el retenido asegura una y mil veces desconocer.

Desde las siete de la noche hasta las 10 u 11 lo mantienen en cautiverio, donde al no tener respuestas positivas le piden que así, esposado, se ponga sobre una colchoneta en posición fetal, donde comienza la tortura física con las mismas preguntas.

Al no tener respuesta, le ponen una bolsa en la cabeza y comienzan a pegarle en las costillas hasta que el dolor y la falta de respiración lo hacen implorar piedad.

Finalmente, al no conseguir lo que quería los elementos de la AEI, le advierten que lo van a dejar ir, pero que no haga pendejadas, que no denuncie los hechos.

Durante estas horas, un grupo de agentes acude a su vivienda, en la colonia Roma, en Santa Lucía del Camino, donde supuestamente catean, pero jamás violentaron el acceso principal porque tenían las llaves.

Esteban se dio cuenta de lo que ya habían hecho, cuando le entregan en el sótano su mariconera, sus llaves, su casco y otra mochilita donde sólo tenía papeles de no importancia, mochila que tenía en su habitación y no cuando lo levantaron.

Cuando Esteban llega a su domicilio confirma lo que había imaginado, todo estaba en desorden, le habían robado ropa, calzados, cámara fotográfica, un anillo de oro que sería para su novia y todo el dinero que llevaba ahorrado.

Extrañamente en el cesto de basura del baño, encuentra un preservativo sin usar, algo que él tampoco había utilizado.

Sin tocar nada, la víctima le tomó fotografías con su teléfono celular y regresó al siguiente día a denunciar el descarado y cuantioso robo, el allanamiento de morada.

La tortura sicológica continúa en esta diligencia de declaración, pues al conocer que acudió a presentar la denuncia penal un grupo de agentes lo estuvieron vigilando, escuchando todo lo que declaraba.

Recuerda que hasta el Ministerio Público mostraba una actitud nada agradable, por momentos quería redactar algo que él jamás había dicho, por ello antes de firmar su declaración pidió se lo leyeran y lo modificaran.

El joven teme ahora por su vida, porque continúan vigilándolo por dónde vaya y sabe que si ahora lo levantan tal vez ya no regrese para contarlo.

El ofendido dijo que acudiría también a la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca para solicitar alguna medida de protección.

Aun sin recuperarse del susto porque reconoce que al haber sido levantado se asustó muchísimo, el joven pide al titular de la Fiscalía General de Justicia del Estado se investigue su caso y que no permita que los abusos y torturas se estén dando en las propias oficinas de esta institución.

Responsabiliza también a la Agencia Estatal de Investigaciones, a su coordinador por todo lo que llega a sucederle a él o a su familia por haber denunciado el delito de tortura y demás que se configuren en contra de quien o quienes resulten responsables o intervinientes.

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