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Importa más al gobierno disputa de poder en Salud que el coronavirus

por Agencia Zona Roja

Ismael García M./Zona Roja.

Oaxaca de Juárez, Oax., 8 de junio de 2020.- El coronavirus está al tope en Oaxaca y diariamente se reporta en promedio una decena de fallecimientos y un centenar de contagios.

El gobierno, mediáticamente, convocó a una parálisis total de actividades por 10 días en la región de Valles Centrales, desde el 5 de junio, pero pocos hacen caso; las fiestas siguen; el tránsito de personas y de vehículos, intenso; los bancos se pitorrean de las autoridades… El saldo final, que se prevé, será catastrófico, tanto en materia sanitaria como económica y social.

Sin embargo, al Gobierno del Estado pareciera que le importa más el conflicto de poder y los negocios en los Servicios de Salud, que la atención efectiva a la pandemia.

Tanto que, ahora sí, el gobierno federal, a través del Instituto Nacional de Bienestar, la Secretaría de la Defensa Nacional y la delegada para la atención del Covid-19, Susana Harp, han tenido que enfrentar la problemática y reforzar los hospitales con equipos y personal; además, tener al cargo de militares, al menos tres hospitales civiles.

VAIVENES Y DISPUTAS

La salud de los oaxaqueños es un derecho no garantizado en la entidad. La vulnerabilidad de estos servicios se refleja brutalmente durante la pandemia por el coronavirus, consecuencia del descuido, desinterés social y meramente el bien político.

Los esfuerzos al interior de los Servicios de Salud de Oaxaca están más enfocados a los líos de poder entre el secretario Donato Casas Escamilla y el subsecretario Juan Carlos Márquez Heine, con guerras sucias que han derivado en la filtración de conversaciones donde planean sus ataques e incluso, desvío de recursos.

Para el gobierno de Alejandro Murat, la dirección de la Secretaría de Salud es un azar. En el transcurso de este sexenio esta dependencia ha contado con cuatro titulares, aunque desde abril, días antes de tomar protesta a Márquez Heine como subsecretario (el 7 de abril), se rumoró que habría un enésimo cambio, con este último funcionario.

Esta secretaría, que también conlleva la titularidad de la dirección de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), comenzó el sexenio en diciembre de 2016 con Gabriela Velázquez Rosas, pero en abril de 2017 la tomó Celestino Alonso Álvarez, que en menos de un año pasó la batuta a Juan Díaz Pimentel en enero de 2018, pero el gusto duró poco más de un mes, pues en febrero de ese año se vio forzado a renunciar por exigencia sindical ante el despido masivo de empleados.

Donato Casas Escamilla tomó la responsabilidad en febrero como encargado de despacho y en septiembre se formalizó su nombramiento. Es quien ha tardado más en el cargo y se aferra a él ante la presencia de Márquez Heine en la secretaría y quien ya comenzó a mover sus piezas al interior.

CARTERA LLENA

El Congreso del Estado aprobó para los Servicios de Salud de Oaxaca  un presupuesto a ejercer en el 2020 por el orden de los seis mil 312 millones 574 mil 564.68 pesos, más dos mil millones de pesos para el Régimen Estatal de Protección Social en Salud del Estado de Oaxaca, desaparecido ya y convertido en Instituto de Salud Bienestar (Insabi).

De acuerdo al periodista oaxaqueño Miguel Ángel Maya Alonso, el gobierno de Oaxaca no ejecutó “más de mil millones de pesos etiquetados al sector salud durante el primer trimestre del año”, según datos del primer informe trimestral de la Secretaría de Finanzas (Sefin).

Fueron mil 146 millones 754 mil 123.93 pesos los que no se devengaron.

“Para la atención de la salud de los oaxaqueños, en el primer trimestre del 2020 se aprobaron tres mil 155 millones 118 mil 467.72 pesos, de los cuales sólo se devengaron dos mil ocho millones 364 mil 343.79 pesos”, citó en su publicación la semana pasada.

A inicios del mes de abril, cuando la pandemia apenas impactaba con 37 casos positivos de Covid-19, el secretario Donato Casas Escamilla dijo ante la Comisión de Salud de la 64 Legislatura local que Oaxaca requería alrededor de 300 millones de pesos para hacer frente a la emergencia sanitaria.

Pero no hay inversión estatal; no se ve por ningún lado alguna obra en materia de salud, sea en clínicas y hospitales; pregunte en cualquier centro de salud si hay o no materiales e insumos. ¿En dónde se aplican los miles de millones de pesos?

NULA TRANSPARENCIA

En Oaxaca los médicos fueron abandonados por los SSO para protegerse. Fue a través de donaciones de fundaciones, como la Alfredo Harp Helú, por legisladores y otras fuentes por la que obtuvieron equipo de protección médica personal e insumos para dar atenciones.

Hasta la fecha, los Servicios de Salud de Oaxaca no han informado, de forma transparente, la aplicación de recursos durante la pandemia, sobre compra de insumos para los hospitales, para el personal médico, hoy afectado con más de 400 enfermos de coronavirus.

Así como con la compra de otros equipos o insumos como túneles sanitizantes que han ocupado para los espacios públicos; pues desde las jurisdicciones sanitarias también se sufre, incluso de gastos para combustible de las unidades móviles o bombas sanitizantes.

Hasta la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que tradicionalmente ha guardado silencio a base de prebendas, se ha negado a regresar a labores pronto.

Incluso, en diversas delegaciones, como la Cuenca, Istmo y Costa, han colocado lonas expresando su inconformidad para atender la pandemia, por falta de equipos y materiales especializados, así como garantías de protección.

El Hospital Civil de la capital es un ejemplo de ello y vez tras vez el gobierno se ha tenido que plegar a lo que digan los sindicalizados, de la Subsección 07.

A todo ello, apenas viene un enésimo conflicto, por la renovación de la Sección 35, que aún encabeza Mario Félix Pacheco, que pretende imponer sucesor con el apoyo del gobierno, y otra fracción disidente, que por ahora respalda a Alberto Vásquez San Germán.

¿QUIÉN GANA?

Los únicos que ganan y han ganado continuamente son los mandos superiores y mandos medios en la institución; la corrupción es galopante en la dependencia, mientras las carencias en clínicas y hospitales se agravan.

Un pequeño ejemplo de ello, la actual jefa de enfermeras de los Servicios de Salud, Virginia Sánchez Ríos, quien según sus propios allegados, cambió su ritmo de vida en menos de un año; de una modesta vivienda de interés social, tiene ya residencia con vehículos de lujo.

Los nombres pululan por doquier, como Martín Matus Alonso y David Concha Suárez, por mencionar algunos.

En el colmo de la desfachatez, crean de ambos bandos conversaciones donde involucran hasta a medios de comunicación, para justificar sus bajezas.

¿Quién gana? El mismo grupo político gobernante de siempre; el interés, el fin, es el cuantioso presupuesto del sector salud de Oaxaca… total, ya el gobierno federal está apoyando con inversiones la pandemia, con compra de ventiladores  y demás equipos, a costa de la militarización de los hospitales.

La disputa real en los Servicios de Salud: ajuste de cuentas en contra de quien o quienes se han embolsado dinero que no es suyo, y no precisamente por honestos; y claro, tener más y más dinero para el proceso electoral que se avecina, en 2021, en que se eligen diputados locales, diputados federales y presidentes municipales por el régimen de partidos políticos.

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